Voy
a hablar del expresidente Uribe, y antes de hacerlo, debo aclarar una vez más
que no soy Uribista, tampoco antiuribista;
ni tengo una filiación política particular. Simplemente soy un analista social
más, cuyo objeto no es otro distinto que la búsqueda de la verdad.
He
creído por largo tiempo (1) en la honestidad de Álvaro Uribe, en la sinceridad
y vigorosidad de los argumentos con los que ha explicado cada uno de los
señalamientos que le han hecho los “amigos del terrorismo” (o “farsantes de los
derechos humanos” liderados por Iván
cepeda y Daniel Coronell entre otros). En verdad, aún albergo una llama de esperanza en que todo lo que se
dice en su contra o de alguno de sus allegados sea por obra de una conspiración
de quienes odian a los “demócratas con autoridad”. Sin embargo no puedo negar
que los indicios, es decir, las investigaciones judiciales que han aparecido y
continúan apareciendo alrededor de
personas de su círculo de confianza hacen que esa llama esté apagándose tanto en mí, como en los simpatizantes –no
fanatizados- del expresidente. A qué investigaciones penales me refiero? bueno,
la lista es extensa, sólo mencionaré –acudiendo a mi memoria- a algunas de las
infracciones a la ley cometidas por algún miembro de su séquito.
A la luz de las explicaciones brindadas por el
expresidente Uribe en el decurso de estos años, el no se dio cuenta que, su
primo, el exsenador Mario Uribe –su aliado político por largo tiempo- estuvo
presuntamente involucrado con paramilitares. El no se dio cuenta que, Jorge
Noguera, su primer director del DAS, puso el organismo al servicio de las AUC.
El no se dio cuenta que sus hijos –Tomás y Jerónimo- utilizaron información
privilegiada para adquirir unos lotes,
convertidos de la noche a la mañana, en
terrenos de zona franca, con lo cual, se revalorizaron. El no se dio cuenta que,
una parte de los aspirantes al congreso -que obtuvieron las curules- y apoyaron su
campaña para 2002 tenían probables vínculos con bloques paramilitares (lo que vino
a configurar el capítulo de la Parapolítica). El no se dio cuenta que, su
comisionado de paz, Luís Carlos Restrepo llevó a cabo -al menos- una falsa desmovilización,
la del bloque la “cacica Gaitana” de las FARC. El no se dio cuenta que, María
del Pilar Hurtado, exdirectora del DAS estuvo efectuando interceptaciones
ilegales a miembros de la corte suprema y de la oposición. El no se dio cuenta
que, el trámite parlamentario de su reelección, luego de estar a punto de
hundirse en la comisión primera de la cámara a mediados de 2004, consiguió
salvarse a última hora, gracias a la figura del cohecho (y en que presuntamente
participaron los ministros Pretelt y Palacio). El no se dio cuenta tampoco del trámite
irregular que corría el referendo reeleccionista que le permitiría ser reelegido por segunda vez.
Y
a lo anterior, hay que agregar que en estos días, su ex jefe de seguridad en el
periodo 2002-2006, el general Mauricio Santoyo es solicitado en extradición por
Estados Unidos, acusado de prestar servicios a la oficina de Envigado y a las
AUC. Una vez más el expresidente Uribe, no se dio cuenta. Muy a pesar, de que
previo a su cargo como jefe de seguridad del presidente habían razones para
desconfiar. Pues, sobre Santoyo ya pesaba una destitución de la procuraduría
por interceptación de llamadas ilegales a fines de los 90…En fin, son múltiples
las cosas que pasaron a su alrededor y que el expresidente al parecer ni
sospechó –pues está claro que no se dio cuenta de ninguna de ellas- que
ocurrían.
Hace
varios años dediqué un artículo, a explicar los elementos que explicaban la
alta popularidad adquirida por el entonces presidente Uribe, y entre ellas
destacaba, su asombroso conocimiento de la situación del país…es difícil creer
que en las cosas más cercanas a él, la desinformación haya sido la regla.
En
todo caso, insisto en que mi intención no es desdibujar la figura de un
político que hizo un valioso aporte a la seguridad del país y de todos los
beneficios que de ello se deriva. No obstante, a la luz de todos estos
“indicios”, no hay motivos – con todo respeto lo digo- para seguir creyendo
ciegamente en cada explicación del expresidente…
Bueno, tal vez si haya motivos para seguir
confiando en su palabra…pero en tal caso, tendríamos que creer que la
conspiración en su contra es de dimensión
global, pues Coronell y compañía parece que lograron persuadir en el 2009 a intelectuales como
Mario Vargas Llosa y Enrique Krauze entre otras personalidades políticas –e
influyentes diarios del mundo- (2) que expresaron públicamente su oposición a
una 2ª reelección de Uribe. Y ahora consiguieron que el severo fiscal de
Virginia Neil MacBride se sumara a
la causa de “empañar” en cierto modo, la imagen del expresidente, acusando a
Santoyo -1er general del país en ser solicitado en extradición- de ser “amigo
del terrorismo”.
1. Desde que era
estudiante de la Universidad del Magdalena y en el año 2000 se anunciaba que el
precandidato a la presidencia y exgobernador de Antioquia -de quien escuché
decir por primera vez, en que era un “Paraco”-,
se aprestaba a dar un discurso en aquel centro de estudios para exponer
sus propuestas de gobierno.
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