Palabras de Buda

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domingo, 26 de agosto de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (XII parte)


XII parte. Amor, comunicación y química

Por Jorge Burgos García
26-08-12

En los últimos capítulos hemos comenzado a transitar  en el plano del amor con el que estamos más familiarizados, cuando toma forma de romance, cuando lo convertimos en un “relación particular”. De momento, he intentado mostrar que debiéramos olvidar el cuento de la búsqueda de la otra mitad, en cuanto que no tendría que ser considerada como la condición necesaria para alcanzar la felicidad en la vida.  De igual modo, he intentado explicar qué las expectativas no debieran tener un lugar importante en el amor puesto que  inevitablemente conllevan a que nos formemos una serie de prejuicios y condiciones que por regla general  tienden a restringir las posibilidades de que el amor fluya  libremente  -de manera natural-  entre 2 personas. 

 

En este orden de ideas, es el momento de  compartir  algunas ideas fundamentales en torno a la libertad, la comunicación  y la confianza en el contexto de una relación de amor. Sin embargo, es necesario aclarar antes, un asunto crucial: las condiciones que hacen posible el surgimiento de una relación romántica entre 2 personas. Sé que es un asunto vital en cuanto que en las múltiples charlas improvisadas que en estos años he sostenido sobre el amor, me formulan de  manera recurrente una pregunta  -por demás interesante- mis interlocutores. Palabras más, palabras menos me han dicho: si el verdadero amor no va dirigido a nadie en particular tal como argumentas…¿Qué pasa entonces cuando sentimos que alguien nos interesa sobremanera? ¿Cuándo pensamos más de lo normal en alguien en particular? ¿Cuándo disfrutamos más de la cuenta de la compañía de alguien que empezamos a considerar especial?

 

Al respecto, sostengo que cuando ello pasa, es porque potencialmente el amor podría estar asumiendo la “forma” de romance en nuestra vida. Es un fenómeno humano, relevante en el marco de las sociedades modernas (1). Haciendo una simplificación abusiva de la realidad, diría que esencialmente las posibilidades de construir un romance con una persona requiere la conjugación de 3 elementos que no necesariamente se desarrollan en este orden: química, amistad y valor.  Analicemos las cosas en orden. Cuando, ese extraño fenómeno, que denominamos química, aparece entre dos personas, las probabilidades de transformar las cosas en romance aparecen. Y es entonces cuando esa “expresión de amor universal” que albergamos en nuestro  ser puede convertirse en una “expresión de amor particular” que no por ello, debe hacernos olvidar del resto del mundo y del correspondiente afecto que debemos seguir prodigando a los demás.

 

Sin ahondar demasiado en el tema de la química del amor, es claro a la luz de la ciencia moderna, que cuando alguien despierta nuestro interés, ciertamente ocurre unos cambios temporales en nuestra estructura cerebral. La reconocida antropóloga estadounidense Helen Fisher, considerada la mayor experta en sexualidad, matrimonio y divorcio desde el punto de vista evolutivo y quien ha estudiado alrededor de 50 culturas alrededor del mundo en busca de encontrar patrones comunes en nuestras formas de expresar amor afirma en una entrevista concedida a la revista científica Muy interesante:


La forma en que nos sentimos al enamorarnos funciona con la química de los circuitos cerebrales… Cuando vi por primera vez las imágenes del cerebro enamorado con las regiones activas iluminadas de amarillo brillante y naranja sentí una admiración sobrecogedora. He visto la actividad del flujo sanguíneo en esas áreas y comprobado las sustancias químicas. Hay dos regiones muy activas: el núcleo caudado, una primitiva región en forma de C descubierta hace poco y relacionada con el sistema de recompensa del cerebro, la excitación sexual, las sensaciones de placer y la motivación para lograr recompensas. La otra es el área tegmental ventral, ATV, la veta madre de las células que producen dopamina.

–Dopamina, norepinefrina, serotonina... son las sustancias que ha detectado. ¿Somos una fábrica de drogas naturales cuando nos enamoramos?

 
–Creo que esa locura la producen los niveles altos de dopamina y norepinefrina, y un nivel bajo de serotonina. La dopamina en grandes cantidades, además de aumentar el nivel de testosterona – la hormona del deseo sexual–, está asociada con una gran capacidad de concentración, euforia y dependencia, que son síntomas de adicción. El colocón del enamorado lo producen las sustancias que fabrica su cerebro: el alto nivel de norepinefrina, que produce euforia y pérdida del apetito; el bajo nivel de serotonina tiene que ver con la obsesión de estar con el amado…(2)


Traducido a nuestro lenguaje cotidiano, cuando alguien llama nuestra atención, tienden a aumentar los latidos del corazón y por ende se altera nuestro ritmo respiratorio entre otros aspectos. Pero, más allá de los cambios que se presentan en nuestro aspecto físico, sobresale sin duda, la sensación emotiva que nos embarga al estar cerca de esa persona y percibimos como se modifica nuestro estado de ánimo cuando compartimos algún tiempo con ella.

 
En cuanto a la amistad,  habría que subrayar que es el elemento más importante. Es la única vía segura  que conduce a la edificación de una sana y sostenida relación de amor. No existen verdaderas posibilidades de hacer que un romance se mantenga armónico en el tiempo sino se construye una auténtica amistad. Podrá seguir indefinidamente la relación, mas no el amor, como en no pocos casos ha ocurrido, ocurre y seguirá ocurriendo. Suele creerse erradamente que la atracción sexual es el elemento primordial en el amor. Nada más alejado de la realidad. El verdadero motor del amor, es decir, de nuestro anhelo de permanecer con alguien se encuentra en nuestro aparato afectivo. Si no disfruto de las conversaciones que tengo con mi pareja, si apenas las soporto, es una manifiesta señal que probablemente estamos con una persona con la cual no encajamos como suponíamos.(3) A la luz de nuestras experiencias, debiéramos caer en cuenta, que el amor, en su “versión romance”, es – en sentido metafórico pero casi literal- frágil. La única manera como podríamos evitar que se quiebre con el paso del tiempo es sobre la base de una fluida comunicación.

 
No hay nada más importante en una relación afectiva que saberse comunicar. Lo que implica necesariamente establecer una genuina confianza con el otro. La mayor parte del tiempo que pasamos con nuestra pareja es intercambiando ideas no manteniendo relaciones coitales. Infortunadamente, la mayor parte de las veces, por inconscientes, no nos damos cuenta cuanto lastimamos la relación cuando no sabemos resolver nuestras diferencias, cuando no coincidimos en una situación o asunto determinado. Cuando la comunicación entre los 2 cae en un punto muerto. A mi manera de ver las cosas, importando poco nuestra edad y el tipo de relación que tengamos –sea matrimonio, noviazgo, de amigovios  o de cualquier otra índole- no es justificable que 2 personas que están intentando construir algo juntos, terminen un encuentro molestos,  insultándose o sin hablarse. Aunque pasadas unas horas, unos días, semanas o meses la relación reanude, el daño está hecho. De algún modo empieza a resentir al amor. Es inevitable, que en algún momento no estemos de acuerdo con el otro, que sintamos frustración, que sintamos ira, decepción. Pero, si está en nuestras manos saber canalizar esas emociones de manera racional.


Si la idea del amor en su sentido universal, ha cristalizado en nosotros, es en situaciones como esta, donde se evidencia.  A  mi entender, cuando nos sentimos inconformes, por cualquier motivo, debemos, antes que nada serenarnos y expresárselo a la otra persona, sin necesidad de insultar -mucho menos gritar- y esperar una respuesta, sin que necesariamente ella tenga que hacerlo. Si es algo que consideremos realmente grave, como una infidelidad, o cualquier otra cosa que nos hayan ocultado y nos ofenda, pues comuniquemos que no estamos dispuesto a continuar y punto. Los insultos y demás improperios están demás. No estoy diciendo que no se vaya a sentir dolor, decepción e ira. Eso es natural en nuestra condición humana. Sin embargo, sé que podemos aprender a actuar con tranquilidad aun en situaciones que nos duelan bastante en materia emocional. No olvidemos que estamos al lado de un ser humano y errar es parte de nuestra naturaleza.

 
Hay más cosas por decir sobre nuestras relaciones afectivas, la comunicación, la amistad, la libertad y sobre las condiciones que hacen posible que el amor florezca entre dos personas…pero lo continuaremos en nuestro próximo capítulo…
 
1.     Digo potencialmente, porque  pueda que esté asumiendo la “forma” de una fructífera amistad (en tal caso nos sucede incluso con personas de nuestro mismo sexo).
2.     Puede verse la entrevista completa en http://www.muyinteresante.es/helen-fisher
3.     De esto hablaré  próximamente con un poco más de profundidad cuando hable del tiempo que debemos tomarnos antes de decidir dar comienzo a una relación amorosa)

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