Palabras de Buda

Palabras de Buda

sábado, 30 de junio de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (VI parte)

Las rocas, las plantas y el amor

Por Jorge Burgos García
30-06-12


Debo confesar que el cuento de El sabio y la lluvia a media noche que socialicé en la charla anterior, se convirtió en una de las cosas que más me hizo reflexionar en torno al valor que le hemos otorgado a la vida en Occidente. Suscitaron en mí, la búsqueda de una nueva forma de comprender la existencia y uno de sus aspectos inalienables, el amor. Mas, en la medida que empecé a configurar esta nueva manera de analizar e interpretar el amor, descubrí que mis ideas no eran en ningún modo novedosa. En verdad, lo único “original” que ofrendo, es expresarlo con un estilo un tanto singular, cuya única aspiración es que sea entendido íntegramente por mis lectores. Pero el mensaje –en sí- que transmito, es antiquísimo. Hace no menos de 2 milenios, en India –una de las cunas de las primeras civilizaciones- le habían dado este significado al amor. Y su forma esencial, de expresarlo ha sido por medio de hermosas metáforas, ha sido gracias al leguaje poético.

Por consiguiente, es inexorable, tener que emplear metáforas cuando nos referimos al plano afectivo del ser humano, pues, no hay forma de que los términos científicos puedan describir con precisión eso ocurre en la parte inmaterial de nuestro ser. En este orden de ideas, mi interés en la charla de hoy, se centra en compartirles, según mi perspectiva, algunas de esas metáforas que anhelo contribuyan a que ustedes –tal como me ha pasado a mí desde hace un tiempo- se sigan aproximando al significado ESENCIAL de eso que denominamos amor.

La más hermosa de todas esas metáforas, es aquella que manifiesta que el amor brotará en nosotros, de manera similar a como una planta hace emerger flores. Las flores al momento de abrir sus pétalos, empiezan a expandir una fragancia a su alrededor. ¿Y quién puede disfrutar el aroma de una flor? Ese aroma, puede ser disfrutado por todos aquellos que se acerquen a ella. Ella no puede aprisionar ese aroma, no selecciona a los seres vivos que puedan disfrutar su fragancia, no, ella permanece abierta a todos. De manera semejante a las flores, las aguas de un río no ponen traba alguna a todos aquellos que quieran disfrutar de su corriente. Ni hablar de la sombra de los árboles, cualquiera puede reposarse debajo de ella. Lo mismo sucede con la luz del sol, o con la lluvia.

Antes de dotar de significado a las anteriores metáforas en el contexto de nuestra humanidad, quiero compartirles un breve cuento, bastante simple pero que encierra un profundo mensaje sobre el sentido del amor.

Un escultor se hallaba tallando una roca. Alguien que había ido a ver cómo se hace una estatua, observó que no había indicio alguno de una estatua. Sólo había una roca que era tallada aquí y allá con cincel y martillo.

El hombre preguntó:
-¿Qué estás haciendo? ¿No vas a hacer una estatua? He venido a ver cómo se hace una estatua, pero veo que estás rompiendo una roca-.

El artista respondió:
-La estatua se halla oculta en su interior. No es necesario hacerla. Sólo hay que quitar cantidades de piedra inútil que están pegadas a ella, y la estatua aparecerá. Una estatua no se fabrica: es descubierta, es revelada, es traída a la luz- (1)

El mensaje que transmite esta sencilla historia sobre el amor es literalmente genial. La estatua del amor está en nuestro interior, siempre ha estado ahí, esperando emerger. Cuando no nos damos a la tarea de explorar hacia dentro de nosotros, somos como una roca sin tallar. Pero hay una gran esperanza, puesto que somos a la vez los escultores. El problema es que hemos empleado muy poco el cincel y el martillo de la consciencia para hacer revelar la estatua de afecto que yace en nosotros.

El amor, en su sentido original, ha estado, está y estará por siempre en nuestro interior. Sólo requerimos descubrir la forma de hacer que irradie a la totalidad de nuestro ser, de hacer a un lado las barreras que impiden que seamos afectuosos de manera frecuente. La maravillosa metáfora de la flor nos revela ese mismo mensaje: somos una “planta” en capacidad de hacer brotar las “flores” del amor, capaz de diseminar nuestra “aroma” a quienes se acerquen a nosotros –SIN DISCRIMINACIÓN-, porque al igual que una flor, un ser humano que se “habitúa” a ser afectuoso no puede atajar su deseo de ofrecer afecto a quienes le rodeen.


Lo que quiero comunicar, por ponerlo en otros términos, es que el amor es una cualidad susceptible de ser desarrollada por cada ser humano. Todos tenemos el potencial para hacer desarrollar al máximo esa cualidad. Todos guardamos ese tesoro en nuestro interior, es solo cuestión de que derrumbemos el muro mental –construido con los ladrillos de una idea apenas parcial del amor- que nos ha obstaculizado interpretar el auténtico ser del amor. Es más que necesario que redescubramos nuestra inagotable fuente de amor. No es una fantasía, ya no estoy hablando en sentido metafórico aunque lo parezca; Y es una tarea individual, nadie nos puede acompañar en esta “metamorfosis interna”. Ningún maestro, ni ninguna persona, por más cercana que esté a nosotros, puede acompañarnos en este valioso y conveniente proceso de evolución emocional que nos acercará sin duda, a la paz.

Ahora bien. Llegó el momento de intentar dar respuesta a una pregunta medular. ¿Cómo redescubrir y desarrollar ese potencial de amor que llevamos en nuestro interior?.¿Cómo activarlo? ¿Cómo aprender a llenarnos de amor? En resumen, ¿Cómo ser una persona amorosa?.

El intento de responder a este significativo interogante será parte de nuestro próximo capítulo…


1.     OSHO. El libro del sexo. Edit. Grijalbo. Pág.18

viernes, 29 de junio de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (V parte)

Una auténtica y sabia lección de amor

Por Jorge Burgos García
29-06-12


En el comienzo de esta nueva charla, considero pertinente enfatizar en algunas de las ideas expresadas con anterioridad. Antes que cualquier otra cosa, lo primero que debe “calar” en nuestro interior, es la necesidad y posibilidad -independiente de la edad que tengamos-, de transformarnos en personas afectuosas. Ese es el gran reto de nuestras vidas en el plano emocional. Toda esta serie de artículos no tienen un fin distinto que el de contribuir de algún modo a que mis lectores, se convenzan a sí mismos, de que está a nuestro alcance ampliar nuestra capacidad de brindar afecto (que suena menos intimidante e idealista que decir capacidad de amar).

Es en ese sentido, que puede comprenderse que nuestra AFECTIVIDAD es susceptible de ser ensanchada con el paso del tiempo. Y cuando ello ocurre, es inevitable sentir un enorme deseo de compartir la alegría que irradia de tu ser con los demás. Es inevitable tratar de contagiar a otros de tus “buenas vibraciones”. Al respecto, creo la siguiente historia nos viene como anillo al dedo. Nos hará entender aún más, lo que es el amor en su dimensión universal.

Es la historia de un sabio que vivía en una pequeña choza en India. Era alrededor de medianoche y llovía fuertemente. El sabio y su esposa estaban durmiendo. Hubo un golpe en la puerta. Probablemente alguien deseaba abrigo.

El sabio despertó a su esposa:
-Hay alguien allí afuera, un viajero, un amigo desconocido. Por favor abre la puerta-
Su esposa dijo:
-No hay espacio; ni siquiera es suficiente para nosotros dos. ¿Cómo puede caber una persona más?-

El sabio respondió:
-Querida, éste no es un palacio de ricos, no se hará más pequeño. Esta es la choza de un pobre. El palacio de los ricos se hace más pequeño incluso si llega un solo visitante-

La esposa dijo:
-¿Qué relación tienen los pobres y los ricos con esto? La sencilla realidad es que éste es un lugar muy pequeño-

El sabio replicó:
-Si hay un gran espacio en el corazón, sentirás que la choza es un palacio. Y, si el corazón es estrecho, no sólo el palacio se vuelve más pequeño, sino que también la choza se hace más pequeña. Por favor, abre la puerta.
¿Cómo podemos rechazar a un hombre que ha venido a nuestra puerta? Hasta ahora, estábamos tendidos. Puede que los tres no podamos tendernos, pero al menos podremos sentarnos. Hay espacio para estar sentados-

La esposa tuvo que abrir la puerta. El “amigo” entró, empapado. Le cambiaron sus ropas. Se sentaron juntos y comenzaron a charlar. La puerta estaba cerrada. Al cabo de un rato, dos personas vinieron y golpearon la puerta.
El sabio dijo:
-Parece ser que nuevamente alguien ha venido-.

Le pidió al nuevo amigo, que era el más cercano a la puerta, que la abriera. El hombre dijo:
-¿Para qué abrir la puerta? ¿Dónde hay espacio?...No, no es necesario abrir la puerta. ¿No ves acaso con qué dificultad nos acuclillamos?



El sabio dijo:
-Hombre extraño. ¿Acaso no te hice un espacio a ti? Se te permitió entrar porque había amor. Éste aun está presente no se ha acabado con tu llegada. Por favor, abre la puerta. Ahora estamos sentados a cierta distancia unos de otros; tendremos que agruparnos más. Y además, en esta noche fría, puede ser grato sentarse juntos-

Tuvo que abrir la puerta. Dos nuevas personas entraron. Todos se sentaron juntos y comenzaron a trabar conocimiento unos con otros. Pasó un rato...seguía lloviendo, y la noche transcurría. Un burro llegó y empujó la puerta con su cabeza. El burro estaba mojado: quería abrigo para la noche.

El sabio le pidió a uno de los últimos que había llegado que estaba sentado casi en la puerta, que la abriera:
-Ha llegado un nuevo amigo-

. Después de atisbar afuera, el hombre dijo:
-Este no es un amigo ni nada. Es un asno. No es necesario abrir-

El sabio dijo:
-Quizás no sabes que, a la puerta del rico, los hombres también son tratados como animales. Esta es la choza de un pobre sabio, y estamos acostumbrados a tratar incluso a los animales como a seres humanos. Por favor, abre la puerta-

Los hombres dijeron, al unísono: Pero, ¿y en qué espacio?

A lo que el sabio respondió:
-Hay suficiente espacio. En vez de estar sentados, todos nos pondremos de pie, y le haremos un hueco. No se inquieten; si es necesario, yo saldré y dejaré suficiente espacio… (1)

Hace algún tiempo aprendí que no importa si los cuentos como estos son verdaderos o no, eso es irrelevante. Porque en realidad, los cuentos son comprensibles si además de tu mente, ABRES todo tu ser. Entonces, una historia como esta puede ser interpretada como debe ser. Una historia que por demás, transmite un maravilloso y digno mensaje que da respuesta a la pregunta con la que titulé el artículo anterior a este. ¿Qué nos dificulta ser personas amorosas? Nos lo dificulta nuestra actitud poco amorosa frente a la vida, nuestro limitado desarrollo del plano afectivo. De hecho, todos, -sin excepción- tenemos manifestaciones de afecto en nuestra vida diaria. De lo que quiero sensibilizar a mis lectores, es que día a día nos propongamos multiplicar esas “cuotas de afectividad”. Si cada quien lo hace, -piénsese en un pequeño escenario, como el un salón de clases- veremos como se hace real lo que tanto anhelamos: un contexto social más pacífico; en el que los inevitables conflictos con las otras personas, se resuelven sin agredir y sin ser agredidos. La solución a nuestros problemas de convivencia y/ comportamiento, no está en el consultorio de un Psicólogo, está en nuestras manos, es decir, está en un cambio de actitud frente a nuestra manera de asumir la vida.

Bien, me quedan más cosas que decir sobre el amor en su sentido primario, es decir, universal. Cosas que son necesarias de tratar antes de que me oriente a hablar del amor en el marco de una relación sentimental.

Para ello, requeriré emplear un poco de lenguaje poético, pero eso será en nuestro próximo capítulo…


1. OSHO. El libro del sexo. Edit. Grijalbo. Pág. 84-86



jueves, 28 de junio de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (IV parte)


¿Qué nos dificulta ser personas amorosas?

Por Jorge Burgos García
28-06-12


Manifestaba en la última charla, lo que quizás es lo más difícil de asimilar cuando se intenta propiciar un giro en nuestra manera de percibir el amor. Y es el hecho de que no está bien interpretar, que el amor requiere de razones. Y no está bien, insisto, porque entender el amor de esa manera es desconocer su verdadera naturaleza. De eso precisamente quiero comenzar a hablar.

A decir verdad, el amor en su sentido prístino, se expresa en nosotros, los seres humanos cuando se dan determinadas condiciones en nuestro interior. ¿A qué condiciones me refiero? Las sintetizo en una sola expresión: cuando conseguimos apartar los condicionamientos culturales que nos impiden ser afectuosos con los demás. En concreto, me refiero a 2 elementos.

En primera instancia, a un cambio de percepción en forma como concebimos la felicidad. Si dejamos de asociarla a posesión de bienes materiales -eso más bien debemos llamarlo bienestar-, y comenzamos a comprender que la auténtica felicidad sólo se hace tangible en la vida, cuando hacemos desinteresadamente las cosas que están a nuestro alcance por otras personas, independiente de si ellas lo agradecen o no. El agradecimiento en verdad no debe tener mayor importancia. Y en segunda instancia, si nos concientizamos de que cada acto de nuestro quehacer cotidiano, debemos hacerlo pensando –siempre- en no lastimar, en efectuarlo con nobles intenciones, sin generar deliberadamente conflictos, sin pensar en ensañarnos con alguien o querer sacar provecho injustificadamente de una situación particular. Si decidimos “derribar” estos condicionamientos culturales, observaremos como desde el interior de nuestro ser empezará a brotar un verdadero sentimiento de amor.

Sólo entonces tendremos una nueva forma de experimentar el amor, producto de una nueva concepción del amor. Sólo entonces daremos cuenta que el amor no va dirigido a nadie en “particular” (desde luego no vayas tomar esta expresión tan literalmente, en un capítulo ulterior hablaremos del amor en su faceta romántica), que el amor no crea expectativas, que el amor no se fija plazos, que el amor no espera nada a cambio, que el amor se vive y disfruta centrado en el presente. Po último, quizás lo más sustancial de todo lo que podemos decir de este fenómeno humano: comprenderemos que el amor es una expresión sublime de libertad. Puesto en otras palabras, no se puede intentar aprisionarlo, cada vez que lo hacemos lo vulneramos y hacemos daño innecesario a las otras personas (sea nuestra pareja, un familiar, algún amigo o cualquier otra persona que consideremos relevante en nuestra vida)

En realidad, el amor de ningún modo puede circunscribirse a una relación. Y no es posible, porque el amor, en esencia, en definitiva, no es más que un estado de nuestro ser que cuando se alcanza, impulsa al ser humano a compartir con sus semejantes las bondades propias. Ese es desde mi perspectiva, el verdadero significado del amor. El amor no guarda vínculo directo con eso que llamamos relación, sean de cualquier tipo, familiares, de amistad, de pareja, laborales, religiosas. No, el amor no encaja en nada de lo que lo queramos colocar, porque no es una cosa, no depende de las relaciones que establezcamos, no lo podemos dirigir racionalmente hacia algunas personas que consideres especiales en tu vida, y decir: “Hacia aquellos que no me caen bien o simplemente me son indiferentes, no lo dirijo, pues no tengo relación con ellos ni las quiero tener”.


No, no podemos decidir eso, porque repito, el amor es un estado de nuestro ser; lo cual quiere decir, que si aprendemos a ser personas amorosas, no importará el vínculo que tengamos con las personas con las que nos cruzamos a diario, nos comportaremos de manera cordial, afectuosa, no porque “deba” hacerlo, sino porque algo en nuestro ser nos “impulsa” a actuar de ese modo.

Claro está que, alcanzar ese estado de ser, requiere de aprendizaje, requiere que se generen las condiciones indicadas 3 párrafos atrás. ¿Y cuál es el momento adecuado para aprender esta nueva forma de amar? Como es de presumir, ya que lo anticipé en última parte de la charla anterior, el momento ideal para aprender esta nueva forma de asumir el amor es la infancia. Lo cual, no quiere decir que no pueda aprenderse en otro momento de la vida, sólo remarco que será más fácil si a los niños se les enseña a hacer afectuosos cono las personas que le rodean sin ofrecerle una razón particular, y si a fuerza de correcciones se les orienta a actuar con buenas intenciones en cada acción que lleven a cabo. La educación es un proceso, y los cambios toman tiempo, pero se consiguen, si se mantiene la constancia. Y reitero el mensaje esencial a transmitirles a ellos: la felicidad está supeditada a nuestra capacidad de servir generosamente a los demás.

Debo aclarar que lo explicado hasta ahora, es lo que denomino, el amor visto desde una perspectiva universal. Sin duda, la más pura expresión de humanidad, de humanismo. Y quedan más cosas por decir respecto de esta forma primigenia de amor…

Pero será en nuestro próximo capítulo.



miércoles, 27 de junio de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (III parte)


Nuestra incomprensión del amor


Por Jorge Burgos García
27-06-12



Como indiqué en la última parte de la charla anterior, el amor, dado que es un elemento más de la cultura, es algo que aprendemos de manera gradual en el transcurso de la vida. Pero, antes de hablar acerca de las ideas generales que aprehendemos sobre el amor desde nuestra infancia, quiero compartirles la más completa de las definiciones que he leído en torno al tema. La definición es del maestro Leo Buscaglia, un profesor universitario que como pocos, dedicó buena parte de su ejercicio académico a tratar de enseñar la importancia que tenía reflexionar alrededor del amor. Leamos con atención lo que dijo:


El amor es una reacción emocional aprendida, una respuesta a un conjunto de estímulos y conductas aprendidos. Al igual que toda la conducta aprendida, se efectúa a través de la interacción del que aprende con su medio ambiente, de la habilidad de la persona para aprender y del tipo y potencia de los reforzadores presentes; es decir, que gente responde, cómo responde y en qué grado responde a su amor expresado. (1)


Pasé tiempo pensado en esto: ¿En qué momentos de nuestras vidas comenzamos a mal interpretar el auténtico sentido del amor? o lo que es lo mismo ¿En qué momento empezamos a asumir de manera errada el amor en la vida? Confieso, que por años sospeché que debía ocurrir durante nuestra adolescencia, cuando, sin exagerar demasiado, nuestros maestros en asuntos sentimentales, pasan a ser los protagonistas de las más exitosas telenovelas y películas románticas. (2) Salvo una estrecha franja de adolescentes, -casi siempre chicas- que ha buscado aprender un poco más en revistas del corazón o libros que con un estilo versátil y atractivo abordan el tema.


Pero no, concluí después de un largo tiempo que, a esa altura de nuestra vida ya la idea errática sobre el amor está germinada. Entonces comprendí que, todas las difusas e imprecisas ideas sobre el amor las adquirimos desde niños.


Específicamente, desde el momento en que nos empiezan a dar razones para amar, a dar un por qué para amar: “ama a tu madre porque…porque es tu madre, la que trajo al mundo.” “Ama a tu padre porque…porque el hizo posible ese milagro”. Ama a tu abuela porque…porque para ella eres la luz de sus ojos”. Ama a tus hermanos porque…porque ellos comparten tus genes”. Etc…

¿Te has fijado que tienen en común estas afirmaciones que con esas u otras palabras similares nos han dicho durante nuestra infancia?
Tienen en común: razones. El que siempre tenga que mediar un motivo, un por qué, para querer a alguien, para que puedas “dar” amor; en otras palabras, aprendemos inconsciente y equivocadamente que el amor es algo condicionado, que no lo puedes ofrecer a cualquiera, que debes reservarlo para ciertas personas y en determinados momentos de la vida. Esa es la idea, que en líneas generales, subyace en el imaginario colectivo de Occidente. Desde luego, esa idea se arraiga profundamente en nuestras mentes, y cuando iniciamos nuestro tránsito por la adultez, concebimos al amor de esa manera.


Centrémonos en algo que se desprende de todo esto. Así como aprendemos a buscar motivos para poder dar amor, -de lo contrario no lo ofrecemos- aprendemos lo contrario. Aprendemos a buscar y tener motivos para vengarnos de alguien (que es distinto a estar en un momento dado resentido), motivos para agredir física o verbalmente a alguien (sólo con la única intención de hacerle sentir mal), motivos para actuar con negativas intenciones. Estos últimos inducen a muchas personas a buscar motivos para pasar por encima de quien haya que pasar con el fin de alcanzar sus egoístas propósitos etc.

A mi modo de ver, el factor que explica en buena medida, esas actitudes insanas que el común de las personas asume –en mayor o menor grado-, es nuestra errada idea del amor. Porque cuando no comprendemos su verdadera naturaleza, las emociones negativas empiezan a fluir con libertad en nuestro ser, por lo que seremos propensos a perder el control de las situaciones. En últimas, nos convertimos en seres heterónomos en materia emocional.

Además de esto, si no tomamos conciencia de lo que implica enseñar- sin darnos cuenta- que amar requiere un motivo, lo transmitiremos a nuestros hijos, y ellos a su vez, lo enseñarán a nuestros nietos y así sucesivamente se preservará la “tradición”, tal como ha ocurrido hasta el momento.

Claro está, las cosas siempre son susceptibles de ser mejoradas, pero para ello se requiere un cambio en la forma de aprender y enseñar el amor…


Y será lo que abordaremos en nuestro próximo capítulo.


1. BUSCAGLIA, Leo. El amor, la experiencia más importante de la vida. Edit. Diana-México. Pág. 83-84

2. Y bueno, para los menos románticos y merced al avance tecnológico de hoy día, los videos XXX se convirtieron en una buena fuente de aprendizaje

Visita mi canal en Youtube

Hola amigos. Tal como lo sugiere el título de esta entrada, sólo quiero extenderles la invitación a visitar mi canal en Youtube, que he creado recientemente, y en el que comparto documentales y vídeos sobre múltiples asuntos que despiertan inquietud en mi, y que de seguro, pueden ser de tu interés también.

La forma de acceder a mi canal es dirigiéndote al siguiente link


O en caso, de que esto no sea posible, simplemente coloca mi nombre en Youtube, Jorge Burgos García y accederás al canal directamente. Como es de suponer, la cantidad de videos que aparecerán en el canal irá aumentado progresivamente, pues mi intención no es otra que poner a disposición de otras personas, elementos que me han permitido comprender un poco más el complejo mundo en el que estamos inmersos.

Sigmun Freud


En este documental se hace una ilustrativa síntesis de la vida del intelectual judío que a comienzos del siglo XX revolucionará y escandalizará a la conservadora Europa con su "descubrimiento" del Inconsciente y la interpretación que a partir de esto, elaborará sobre el funcionamiento de la Psiquis humana.



martes, 26 de junio de 2012

¿Es equivocada nuestra idea del amor? (II parte)


¿Cuánto ignoramos sobre el amor?

Por  Jorge Burgos García
26-06-12
En la charla del otro día  expresé que cuando actuamos con malas  intenciones frente a los demás, entre otras cosas, mostramos cuanto ignoramos acerca del amor. A mi modo de ver, este es un asunto central, puesto que el desconocer lo que es en toda su extensión el amor, es lo que conlleva a que no asumamos de de manera satisfactoria las relaciones que necesariamente tejemos con otras personas en los distintos ámbitos de la existencia. Fijémonos en que cuando alguien dice, hablemos del amor, se le asocia casi que exclusivamente con una relación de pareja, escasamente incluimos a nuestro núcleo familiar más cercano

Hay una frase de una canción poco conocida de Ricardo Arjona, titulada Del otro lado del sol, en la que el autor encarnando el rol de un extraterrestre que visita nuestro planeta afirma:
Descubrí que aquí el amor es una hipótesis inconclusa, sé que tienen una vaga idea, pero sigue difusa…


Comulgo con la visión del extraterrestre de esa canción, nuestra idea del amor es una hipótesis a medio terminar. Y el ignorar sobre algo tan inherente a nuestra condición humana es realmente nocivo. Contaré una historia que quizás sirva de ilustración.

En una escuela de un corregimiento del departamento de la Guajira, una docente de primaria leía a los niños algunos pasajes del nuevo testamento. La mayoría de los niños estaban medio dormidos, pues la maestra estaba recitándolo mecánicamente, casi sin mirar la biblia. En ese momento  relataba la historia de cuando Jesús enojado tumbó las mesas de los mercaderes que estaban en el área del templo de Jerusalén y los expulsó. Casualmente, mientras la profesora Recitaba en ese instante

-Jesús dijo: “¡No hagan de la casa de mi padre una plaza de mercado!"

Entró un inspector del ministerio de educación, se sentó en la parte de atrás del salón. Cómo es lógico, los niños trataron de empezar a prestar atención al relato.

El inspector  interrumpió a la profesora y dijo:

-Me alegra que estén aprendiendo sobre los evangelios. Me gustaría preguntarles algunas cosas  a los niños sobre esa historia.

El inspector, dando por descontado que los niños conocían bien la historia preguntó:

-A ver niños, quién volcó todas esas mesas y monedas al piso?

Un niño alzó la mano, se levantó y dijo:

-Perdóneme, señor. Yo no las volqué. Estuve ausente durante quince días, y tampoco sé quién lo hizo. Quiero aclarar esto de inmediato, pues siempre que pasa algo en la escuela, yo soy el primero en ser acusado-.

Esto fue como un golpe inesperado para el inspector. Le lanzó una mirada a la profesora, quien estaba a punto de alzar su bastón. La profesora dijo:

-Con toda seguridad que este villano debe ser el culpable. Es el peor de todos, y le rugió al muchacho: "¿Si no lo hiciste, para qué te levantaste a decir que no lo habías hecho? -

 
Le aconsejó al inspector que no se dejara engañar. El inspector pensó que lo más sabio era no decir nada. Dio media vuelta y salió de la clase.

Enfurecido, el inspector se fue derecho hacia la oficina del director, y le relató el incidente en detalle. Le preguntó al director qué hacer con respecto a esto. El director instó al inspector a no proseguir más allá con el asunto, pues en estos días resultaba incierto decirle algo a los estudiantes. No importaba quién hubiese tirado las mesas y las monedas, era preferible que el asunto terminara allí.

-Sólo en los últimos dos meses había habido paz en la escuela. Antes de eso, muchos muebles habían sido destrozados y quemados por los estudiantes- Dijo el director.

El inspector se quedó sorprendido. Estaba atónito. Decidió ir donde el secretario de educación del municipio y le relató todo lo que había pasado: que en una clase se estaba enseñando una historia de Jesús, que un niño afirmaba no haber volcado las mesas, que la profesora aseguraba que ese mismo niño debía ser el culpable, que el director sugería que se le echara tierra al asunto, quienquiera que fuese el culpable; que es inapropiado buscar culpables, que hay un temor constante a que estalle una huelga, etc.
El inspector le pidió su opinión al secretario de educación. El secretario dijo:
-El director era sabio en su actitud-
Dijo además al inspector:
 -Es mejor no preocuparse del culpable: quienquiera que hubiese tirado las mesas y las monedas al piso, no había de que preocuparse. La secretaría de educación  lo haría reparar. Era mejor repararlo que seguir ahondando en el caso-.
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. La falta de valor para asumir que desconocemos sobre un tema es realmente preocupante. He observado por años, que el grueso de la población no está interesado en leer sobre el amor. -¿Para qué perder el tiempo en ello?- (pareciera ser la respuesta).  Dan por descontado que sobre algunas materias no hace falta ilustrarse. Están convencidos que el amor es un “sentimiento” que brota de manera natural de lo más recóndito de nuestro ser. Sin embargo, la sociedad sobrecargada de conflictos cotidianos que vivimos, nos está transmitiendo un mensaje colosal y en dirección opuesta: debe haber algo errado en nuestra concepción del amor.
 Por citar sólo 2 situaciones: ¿Cómo se explica la enorme cantidad de conflictos familiares que perturban la normal relación que debe prevalecer entre padres, hijos y hermanos?
¿Cómo puede explicarse, la carga de angustia y desesperación  con la que muchas personas viven sus relaciones amorosas cuando asoman las dificultades o desencuentros con el otro? Respecto a esto último, aclaro que no me estoy refiriendo a los sentimientos de impotencia y tristeza que se tienen cuando no se acepta el fin de una relación sentimental con alguien. (esto será tratado más adelante)
Y esto no es sólo aplicable al amor, pasa en la educación. –El otro gran tema crucial de nuestra existencia-. En mis años como docente he visto con asombro cuanto desconocen multitud de padres de familia (con exitosas vidas profesionales) sobre como educar a sus hijos. ¿Y donde reside buena parte del problema? Respuesta repetida. El común de los ciudadanos no se interesa por leer sobre educación. Una vez más, se asume que educar es una condición que nos “fluye” de manera natural en el momento en que nos hacemos padres.
Algo que pareciera que perdemos de vista, es que somos seres culturales. Esto significa, que aprendemos acertada o equivocadamente buena parte de nuestras actitudes frente a los distintos aspectos de la existencia, en nuestro entorno sociocultural inmediato… Es por ello que, la manera como aprendemos sobre el amor en nuestra sociedad y las implicaciones que ello tiene a lo largo de nuestra vida será lo que trataré en el próximo capítulo…





¿Es equivocada nuestra idea del amor? (I parte)

Una sociedad con déficit de amor

Por  Jorge Burgos García
25-06-12

Desde hace más o menos una década  comencé a caer en cuenta que una probable explicación  a los innumerables conflictos que afrontamos en nuestro diario vivir está, más que relacionada con asuntos socioeconómicos, políticos, ambientales o culturales, con nuestras ideas erradas sobre el amor, con la forma como lo asumimos en nuestra vida. Con un agravante, el Cristianismo, que predomina de forma mayoritaria en Occidente, gravita alrededor de la difusión del amor (1). Esto desde luego,  es una evidente contradicción. Desde niños nos enseñan el mensaje cristiano, No obstante, en líneas generales, las relaciones que establecemos con otras personas (sean familiares, amistosas, laborales, comunitarias o sentimentales) están caracterizadas por tener déficit de amor. Este déficit,  se ve reflejado en actitudes de indiferencia, bajo grado de solidaridad y en ciertos casos, odio. Al respecto, el maestro Leo Buscaglia en uno de sus libros manifiesta:

“Estoy convencido de que lo opuesto al amor no es el odio, sino la apatía, la indiferencia. Si alguien me odia debe “sentir” algo...por tanto existe alguna forma en la que pueda llegar a el”. (2)

A lo anterior, habría que agregar, lo que a mí entender, es la más lamentable de nuestras actitudes: tendemos a actuar con intenciones negativas, nos habituamos a ello. Esto ocurre, cuando no comprendemos bien como poner en práctica eso que llamamos amor. Se pierde de vista que, al obrar de ese modo con otras personas, además de poder generar daño en el otro y nuevas situaciones conflictivas, ponemos en evidencia lo mucho que ignoramos sobre el amor. Y por consiguiente, cerramos –desde nuestro actuar cotidiano en el marco de las relaciones que fijamos con los miembros de la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo y/ o estudio, con los vecinos  y en calidad de ciudadanos propiamente,  y con nuestra pareja- la posibilidad de crear un entorno armónico; cerramos la posibilidad de hacer que la paz pase de los discursos a los hechos. Cerramos la posibilidad de convertirla en un fenómeno creciente en la sociedad.

No caemos en cuenta -en muchos casos pareciera que el común de las personas ni lo sospecha-  que la verdadera paz, esa que tanto se anhela,  no será fruto del fin de los conflictos de poder y de diversa índole que vemos a través de los medios de comunicación, sino que será el fruto de la positiva conexión que podamos crear con las personas que nos relacionamos a diario. En la mayoría de casos, sólo nos “relacionamos”, no generamos más que una débil conexión con quienes interactuamos en la vida diaria (y en muchos casos, ni siquiera la creamos). Una conexión positiva, que vale remarcar, sólo se logra, si nos habituamos a actuar frente a los demás con buenas intenciones, disipando la indiferencia y apatía –como indicó magistralmente Leo Buscaglia-   que obstaculizan nuestro enorme potencial de amor. En verdad, si no cambiamos esta perspectiva, sino cambiamos la forma como nos relacionamos unos con otros, la  construcción de un mundo más pacífico y humano –que redundante es, que necesitemos crear un mundo más humano los seres humanos- no dejará de ser una utopía.

En este sentido, es  que considero que el tema es esencial, y lo que hago por medio de este artículo no es más que intentar comunicarlo a mis lectores, habida cuenta que es un asunto crucial de nuestra existencia. Antes de seguir, les recuerdo uno de los principios que he adoptado en la vida: si observas algo valioso  o de tu interés en alguno de mis planteamientos, aprópiate de el y encuentra la manera de aplicarlo a tu vida, en caso contrario, te agradezco la atención dispensada.

Seguimos en el próximo capítulo…





1. La sentencia que resume el mensaje cristiano es: "Ama a tu prójimo como a tí mismo"

2. BUSCAGLIA, Leo. El amor, la experiencia más importante de la vida. Edit. Diana-México. Pág. 41

jueves, 21 de junio de 2012

Uribe no se dio cuenta


Voy a hablar del expresidente Uribe, y antes de hacerlo, debo aclarar una vez más que no soy  Uribista, tampoco antiuribista; ni tengo una filiación política particular. Simplemente soy un analista social más, cuyo objeto no es otro distinto que la búsqueda de la verdad.

 He creído por largo tiempo (1) en la honestidad de Álvaro Uribe, en la sinceridad y vigorosidad de los argumentos con los que ha explicado cada uno de los señalamientos que le han hecho los “amigos del terrorismo” (o “farsantes de los derechos humanos” liderados por  Iván cepeda y Daniel Coronell entre otros). En verdad, aún albergo una llama de esperanza en que todo lo que se dice en su contra o de alguno de sus allegados sea por obra de una conspiración de quienes odian a los “demócratas con autoridad”. Sin embargo no puedo negar que los indicios, es decir, las investigaciones judiciales que han aparecido y continúan apareciendo  alrededor de personas de su círculo de confianza hacen que esa llama esté apagándose tanto en mí, como en los simpatizantes –no fanatizados- del expresidente. A qué investigaciones penales me refiero? bueno, la lista es extensa, sólo mencionaré –acudiendo a mi memoria- a algunas de las infracciones a la ley cometidas por algún miembro de su séquito.

 A la luz de las explicaciones brindadas por el expresidente Uribe en el decurso de estos años, el no se dio cuenta que, su primo, el exsenador Mario Uribe –su aliado político por largo tiempo- estuvo presuntamente involucrado con paramilitares. El no se dio cuenta que, Jorge Noguera, su primer director del DAS, puso el organismo al servicio de las AUC. El no se dio cuenta que sus hijos –Tomás y Jerónimo- utilizaron información privilegiada  para adquirir unos lotes, convertidos de la noche a la mañana,  en terrenos de zona franca, con lo cual, se revalorizaron. El no se dio cuenta que, una parte de los aspirantes al congreso  -que obtuvieron las curules- y apoyaron su campaña para 2002 tenían probables vínculos con bloques paramilitares (lo que vino a configurar el capítulo de la Parapolítica). El no se dio cuenta que, su comisionado de paz, Luís Carlos Restrepo llevó a cabo -al menos- una falsa desmovilización, la del bloque la “cacica Gaitana” de las FARC. El no se dio cuenta que, María del Pilar Hurtado, exdirectora del DAS estuvo efectuando interceptaciones ilegales a miembros de la corte suprema y de la oposición. El no se dio cuenta que, el trámite parlamentario de su reelección, luego de estar a punto de hundirse en la comisión primera de la cámara a mediados de 2004, consiguió salvarse a última hora, gracias a la figura del cohecho (y en que presuntamente participaron los ministros Pretelt y Palacio). El no se dio cuenta tampoco del trámite irregular que corría el referendo reeleccionista que le permitiría  ser reelegido por segunda vez.

 Y a lo anterior, hay que agregar que en estos días, su ex jefe de seguridad en el periodo 2002-2006, el general Mauricio Santoyo es solicitado en extradición por Estados Unidos, acusado de prestar servicios a la oficina de Envigado y a las AUC. Una vez más el expresidente Uribe, no se dio cuenta. Muy a pesar, de que previo a su cargo como jefe de seguridad del presidente habían razones para desconfiar. Pues, sobre Santoyo ya pesaba una destitución de la procuraduría por interceptación de llamadas ilegales a fines de los 90…En fin, son múltiples las cosas que pasaron a su alrededor y que el expresidente al parecer ni sospechó –pues está claro que no se dio cuenta de ninguna de ellas- que ocurrían.

 Hace varios años dediqué un artículo, a explicar los elementos que explicaban la alta popularidad adquirida por el entonces presidente Uribe, y entre ellas destacaba, su asombroso conocimiento de la situación del país…es difícil creer que en las cosas más cercanas a él, la desinformación haya sido la regla.

En todo caso, insisto en que mi intención no es desdibujar la figura de un político que hizo un valioso aporte a la seguridad del país y de todos los beneficios que de ello se deriva. No obstante, a la luz de todos estos “indicios”, no hay motivos – con todo respeto lo digo- para seguir creyendo ciegamente en cada explicación del expresidente…

 Bueno, tal vez si haya motivos para seguir confiando en su palabra…pero en tal caso, tendríamos que creer que la conspiración en su contra es de dimensión global, pues Coronell y compañía parece que lograron  persuadir en el 2009 a intelectuales como Mario Vargas Llosa y Enrique Krauze entre otras personalidades políticas –e influyentes diarios del mundo- (2) que expresaron públicamente su oposición a una 2ª reelección de Uribe. Y ahora consiguieron que el severo fiscal de Virginia Neil MacBride se sumara a la causa de “empañar” en cierto modo, la imagen del expresidente, acusando a Santoyo -1er general del país en ser solicitado en extradición- de ser “amigo del terrorismo”.

 
1.     Desde que era estudiante de la Universidad del Magdalena y en el año 2000 se anunciaba que el precandidato a la presidencia y exgobernador de Antioquia -de quien escuché decir por primera vez, en que era un “Paraco”-,  se aprestaba a dar un discurso en aquel centro de estudios para exponer sus propuestas de gobierno. 
2.     Información específica al respecto la encuentra en mi artículo ¿TIENE UNA ENCRUCIJADA EN SU ALMA EL PRESIDENTE URIBE?